Todo esto sucede en la Grecia Antigua, en el contexto de la mitología olímpica. Kratos es un guerrero espartano, temido por miles y adorado por otros, con un enorme ejercito que no se deja vencer por nadie. Acecha todo pueblo al cual llega y lo conquista. Todo va bien para él, hasta que se topa con el gigantesco ejército de los bárbaros.
A punto de morir, Kratos le pide ayuda al dios de la guerra, quien se apodera de su alma a partir de ese momento. Símbolo de aquello, dos espadas con cadenas se adhieren a sus brazos para siempre. Gracias a ellas logra vencer a los bárbaros y su ejército se vuelve aún más temible.
Kratos debe cumplir por obligación varias tareas ordenadas por los dioses, sin poded de objeción alguna. Se vuelve un títere olímpico, se vuelve ciego e insensible, a tal punto que llega a matar a su familia sin darse cuenta. Luego de hacerlo se da cuenta y decide vengarse de Ares.
Así comienza el primer videojuego de la saga, donde el guerrero deberá emprender un largo camino para vencer a quien es el dueño de su alma, junto con las espadas de caos y así convertirse en el nuevo Dios de la Guerra.
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